Jueves 12 de Marzo de 2009 . 6:00 a 8:00 p.m.
(La tarjeta de invitación , ver: http://fdpv.blogspot.com/2009_03_06_archive.html .
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Detalles del libro: http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2009_03_11_archive.html
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Las flores en la mesa de honor
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La poeta Amparo Romero Vásquez, presidenta de la Fundación, presenta el evento.
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(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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La mesa de honor: Ciro Edgardo Cortés, Armando Barona Mesa y Ruby de Barona
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El poeta Ciro Edgardo Cortés* presenta al autor y el libro.
El texto completo más adelante. Audio próximamente.
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* CIRO EDGARDO CORTES VILLEGAS, Administrador de Empresas de la Universidad Santiago de Cali, Magíster en Administración Industrial, universidad del Valle, Profesor titular de la Universidad Libre, Director de la Carrera Docente de la misma Universidad. Miembro Fundador de la Fundación de Poetas Vallecaucanos y Asesor General de la Institución. Ha publicado “Poemas de la Inclemencia” 2000, “La elocuencia del silencio”, (poemas), “El hombre: Proyecto de empresa y sentido de existencia”. (Ensayo). Ha recibido distinciones como educador y catedrático. 35 años de docencia universitaria. http://ntcblog.blogspot.com/2006_03_12_archive.html
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Lee la introducción del libro "Las Hespérides" y el poema "El jardín de las Hespérides"
VIDEO: Armando Barona Mesa lee "Las Herpérides" (<--Click) http://www.youtube.com/watch?v=1uOdk-StyZQ (<--Click)
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LAS HESPÉRIDES
Las Hespérides eran tres hermosas titanes llamadas Egle, Aretusa y Hesperia, hijas de Atlante y Hésperis, cuya función, impuesta por Hera, era la de custodiar en el Oeste del mundo el Jardín en el que estaba sembrado el árbol que con motivo de su boda con Zeus le obsequió la madre Gea, la Tierra, y del que germinaban unas manzanas de oro que tenían la virtud de que quien las comiera se volvía inmortal, y por lo tanto un dios.
De hecho todos los dioses las comían conjuntamente con la ambrosía y el néctar, y era a ello a lo que debían su condición divina.
Sueño eterno del hombre, tan pequeño, es ser dios. Poder superar su frágil debilidad y vencer a la muerte. Romper la atadura a la tierra y en consecuencia volar. No tener que pasar por las hambrunas de los pavorosos estíos o la desoladora frialdad de los inviernos. Dejar de ser tan vulnerable y endeble a elementos superiores que lo atribulan, someten y matan.
Poder vencer la fortaleza agresiva de las fieras y las armas cortantes, punzantes y humeantes de los mismos hombres, constituidos en su enemigo más brutal y fiero.
Desde luego que en el afán de ser dios el hombre ha logrado poseer las armas más mortíferas en busca del poder, las riquezas más inconcebibles que no alcanzaron a saciar su codicia, los inventos más escalofriantes, entre ellos producir la vida en un laboratorio, como 10 imaginara Aldous Huxley en El mundo feliz, y dominar la información y la energía. Es decir, casi ha llegado a ser un dios, acorde con sus sueños y desvaríos.
Mas no debe perderse de vista que cuando, como en el caso de los faraones egipcios, de los reyes de reyes medas, o los delirantes emperadores romanos, se autoproclamaron dioses en la lujuria de la vanidad y el poder, ignorantes de sus propios pies de barro, jamás lograron convertirse en ese ser supremo que pretendieron.
Ni en el pretérito ni en la actualidad el hombre ha dejado de ser sencillamente un hombre, sumido en sus incertidumbres y miedos profundos.
De hecho todos hemos muerto en el pasado y moriremos hacia el futuro. Agréguese a esto el pensamiento de que del recuerdo de aquellos dos más caracterizados y paranoicos emperadores latinos, Calígula y Nerón, hoy solo queda un grito de horror fundido a esa alucinante imagen de despotismo y locura.
EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
Hera la dulce diosa
de níveos brazos y ojos de novilla
sembró este árbol de crines violetas
mientras cabalgaba sobre el viento de todos los ocasos.
El laberinto ardía en un punto mortal.
Pienso entonces que los dioses son mi mismo sentido de la muerte
y es entonces cuando conmigo sucumben
entre el espejo azul y el grito negro.
Nada cubre el espanto
ni siquiera el brillo de manzanas doradas
que he comido hasta hartarme.
Soy un dios, grito dentro de mí,
mirad mi rayo fulgurando montañas
y sabed que puedo dar la muerte
y acabar con hombres y con peces
y aves de ojos traspasados
que también nacen muertos.
Mientras el jardín se cubre de oscuras calizas
y el laberinto arde sus fulgores de muerte.
Entre tanto un jabalí rompe los muslos tibios de los danzantes.
La roca de cristales bermejos estalla
y todo transita al letargo,
a un sueño sin brújula ni aliento
en el que con máscaras de sangre
ya no puedo distinguir cuál es el dios
y cuál es el hombre.
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El poeta lee el poema "El festín de Dionisos"
VIDEO: Armando Barona Mesa lee su poema "Dionisios" (<-- Click)
De la casa emergía un arpegio de lunas,
un canto de figuras que inundaban la noche.
Estaba florecido el huerto de azucenas
y el rumor de los potros cabalgaba
entre los sueños grises de todos los fantasmas.
La casa era la madre, los chicos, la abuela
con colores de almendra.
La casa era el padre de manos como arpas.
La casa era mi perro que mordía los halagos,
mi gato de colores, mi alfanje de madera,
mi trompo, mis canicas,
el deshaucio de todas las fatigas
el correr sin desmayo .
y otear que algún día yo tendría la estatura del árbol.
Pero la casa era tu silueta de lluvia,
de crespones batiendo un sol de almenas rojas,
el colibrí metálico suspendido en el aire
aspirando su sorbo de vida de las rosas.
Casi te veo ahora
recostada en la sombra, con tu abdomen crecido,
tu juventud de espiga
tus manos de alabastro
y la mirada limpia de los barcos que llegan.
Ah silencios aquellos viendo crecer las dalias
y abriéndose caminos mi juventud de niño.
Después cuando la espera daba su grito al viento,
los corredores eran como un himno de sangre,
un canto tibio y suave de pianos y laúdes
en los que florecían los pájaros de agosto.
Hoy la casa no tiene ni el pausado ropaje de la madre
ni el agitar del padre dormido entre los astros.
No hay gritos infantiles que eran como cisternas de canciones.
Solo quedan tu silueta de tarde, la mañana de aromas,
recorriendo el delirio de las rosas que nacen
y las orquídeas de ámbar,
que viajan en la mente como el silbo de un ruiseñor.
EL OLVIDO DE LOS DIOSES
Ciro Edgardo Cortes Villegas
Para la Junta Directiva de la Fundación de Poetas Vallecaucanos y para mí personalmente es muy satisfactorio tener al Dr. ARMANDO BARONA MESA, como miembro de honor de nuestra institución, que ya cumple 14 años de ininterrumpidas labores, abriendo un espacio a nuestros escritores vallecaucanos.
En estos poemarios, lecturas de ensayos y de cuentos, hemos brindado espacios de reflexión y análisis, donde encontramos siempre una gran riqueza por la presencia estética en las diferentes modalidades, con el trasfondo de luces y de sombras y el misterio que encierra cada escrito, por que cada escritor escribe desde el fondo y abundancia de su corazón, y nos dona la verdad de su propia vida, como una dadiva de su creación y su talento, ya que la poesía no fluye sustraída o abstraída de la realidad que nos circunda y que nos hace o nos deshace, porque aunque las palabras son el reflejo de los que somos, en el fondo somos más de lo que ellas pueden expresar.
Hoy como ayer el mundo sigue caótico e irracional, no obstante los grandes avances de la ciencia, sin embargo la poesía sigue creando una toma de conciencia del mundo, del conocimiento del ser y de la realidad existencial, buscando respuestas a antiguos misterios y verdades, tratando de eliminar mitos del pasado y creando condiciones menos angustiosas para hacer más transitable el laberinto de la existencia. Se trata de trascender desde lo humano y mortal que somos, a la conquista de la belleza a través de la palabra, pues ahora estamos descubriendo que la esencia y naturaleza de la palabra es la sensibilidad humana y no la divina. La creación e imaginación poética es la única oportunidad que le queda al escritor para escapar y salvarse de sus crisis existenciales, lejos de la protección de Dios, de quien el hombre se ha decepcionado.
El escritor moderno ya no teme para expresar una nueva verdad, por que la duda debe ser una constante como consecuencia de la pugna entre la razón y las creencias. El poeta con el don del dominio de la palabra bajo el poder de la razón y la imaginación, ha abierto la posibilidad de arrebatarle a Dios el poder de crear.
Otra virtud de la escritura, es que rescata del olvido hechos y circunstancias que marcaron y forjaron nuestra civilización.
Esta noche nos convoca la poesía de Armando Barona Mesa, con su libro "La ronda de las Hespérides" . Agradezco al poeta el honor de designarme para hacer la presentación de su libro. Hace 13 años en 1996, también tuve el honor de presentar otro de sus libros de poemas: Ciudad de Corazón Negro.
A Armando me une una amistad de muchos años, hemos comulgado ideológicamente con unas ideas sobre el manejo del Estado de derecho y sobre la democracia, y pertenecimos a unas de las organizaciones políticas más importantes en el Valle del Cauca, liderado por ese gran hombre que tanto admiramos Carlos Holmes Trujillo Miranda, que al fallecer dejó tras de sí, una estela luminosa en los corazones del pueblo vallecaucano.
A Armando la democracia lo ha premiado con honrosos cargos de representación popular como Concejal de Cali, Representante a la Cámara y Senador de la República y también ha representado a Colombia en cargos diplomáticos, es Miembro de la Academia de Historia del Valle del Cauca.
Hoy nuestra amistad sigue incólume, reforzada por la sensibilidad de la escritura, donde la poesía oficia como la más bellas y sublime de las diosas. Ahora también me une a él su incredulidad en lo que yo tampoco creo.
Al leer los poemas de "La ronda de las Hespérides" , se observa su fascinación y su admiración por la civilización griega, tan rica en dioses fantásticos, todopoderosos, lascivos, bellos, temibles y temidos, guerreros, concupiscentes, vengativos, ambiciosos y hedonistas, astutos, mágicos e inteligentes, pero también algunos con su dosis de bondad y nobleza, que Armando recrea con gran erudición, en algunos de sus poemas, pues ya lo había hecho en su libro de ensayo Los dioses hechiceros .
Bien sabemos que todos esos dioses existieron gracias a la gran imaginación y creatividad del hombre y fundamentalmente a su necesidad de protección, fueron creados a imagen y semejanza de los seres humanos, dotados de grandes fortalezas y debilidades, de bondades y perversidades y una gran dosis de fantasía.
Aunque tenemos la sensación de que somos una sola persona, en realidad somos la sumatoria de varios yos. El querer ser más sin dejar de ser quien se es, con la bestia que llevamos dentro, que pugna por dominarnos con toda su maldad. El "to be or not to be" . “El ser o no ser” del que hablaba Shakespiare.
Somos seres fragmentarios, ensoñadores, enigmáticos, contradictorios, nostálgicos y fantasiosos, pero también con muchas potencialidades, capaces de rehacernos hasta alcanzar la cima como los dioses del Olimpo.
Con gran vitalidad Armando refleja en sus poemas todo el escepticismo o credibilidad por aquellos mitos y verdades, sus búsquedas, sus silencios y sus ensoñaciones, que aunque han sido escritos en la fragilidad de unos instantes, surgen desde lo más hondo de su ser y son producto de sus cogitaciones y vivencias, desnudando su propio ser para verterse en el papel.
Armando hoy nos ofrece sus poemas desde su trasfondo aciago o luminoso, con la elocuencia y la osadía de sus conocimientos y experiencias. El sabe y siente que la sed no está saciada, que hay sueños aun no coronados, formula votos para que la magia no se acabe, porque la constelación de estrellas aun no copa sus anhelos. Su rebeldía, sus insatisfacciones, soledades, fantasías y aspiraciones son una constante, cuando le canta a esa otredad que somos de querer ser dioses para lograr todo lo que queremos, cuando dice:
Soy un Dios, grito dentro de mí,
mirad mi rayo fulgurando montañas
y sabed que puedo dar la muerte
y acabar con hombres y con peces
y aves de ojos traspasados.
Aquí aflora su ego, su otro yo y su deseo de poder, no para abusar de él como los dioses malos o los dictadores, si no para irradiarlo con generosidad a los seres que ama y en pro de causas nobles, acorde a su yo justo y bueno, el que sufre con la irracionalidad de este mundo.
En este poemario también se refleja su gusto por los placeres del buen vino, de la buena mesa, de la mejor música, del amor, su erotismo y la lascivia. Deja traslucir sus fantasías sexuales, en festines, rodeado de bellas mujeres como las Denaides, parecidas a las danzarinas del Mouling Rouge de Paris, despojadas de todos sus atuendos, con sus lujuriosos cuerpos desnudos, como cópulas ardientes, ofreciendo sus bocas de placer, sus pechos erectos y la tibieza de su pubis, acariciando sus nalgas generosas, ciñéndolas a su cintura, entrelazando sus piernas a sus muslos tersos, con sus caderas ondulantes en medio del festín y la danza pagana al lado de Dionisos. Aunque en su fantasía oficia como sumo sacerdote, arde como Eros, consumido por el frenesí de la pasión en frenéticos orgasmos como pequeñas muertes y sus resurrecciones.
Él, como yo, no le teme a Dios si no a los hombres, cuya maldad y ambición no tienen límites. Él sabe como yo, que los antiguos dioses fueron creados y eliminados por voluntad y a conveniencia del hombre, y que el Dios único de la biblia y de la religión judeo –cristiana, es la más grande creación del ser humano para su conveniencia. Todos sabemos también que en nombre de ese Dios único se han cometido y se cometen los peores crímenes e injusticias.
Pero dejemos a Dios en el pedestal del imaginario colectivo y sigamos hablando de la poesía de Armando.
En la madurez de su existencia, el poeta con una gran vitalidad y pasión se reconoce como un amante irreductible de su amada y de la vida, enamorado del amor, no obstante lo paradójico que a veces se presenta, porque él sabe que creer en el amor es creer en la vida con la satisfacción de nuestra divinidad erótica para perder el temor a la inevitable muerte, sentimientos que refleja en su poema Amor.
Cuando dice:
Entonces me evaporo
Como el opio sagrado de todas las pagodas
En ese delirar frenético de besos y de orgasmos
Y entonces hemos de ser los mismos
Los que fuimos la víspera y seremos mañana
Se de cierto que es tuyo este amor sin derrotas
Este anhelo perenne de vadear tu cuerpo
Luego dice:
Si, te amo con esa augusta nimiedad de la vieja costumbre.
Para el poeta Armando Barona Mesa el silencio no es sólo cordura, contemplación, inspiración o arrobo donde se gesta el poema y se comulga con la naturaleza, si no refugio a donde escapamos para huir de la ira de Dios y de los fusiles de los hombres, para huir de nuestros fantasmas interiores, para huir de tanta realidad y de los avatares de la vida y donde también se gesta la traición.
El silencio nos aísla pero también nos puede unir. Para aquellos que se sienten abandonados, es un aliento de voces, cuando la congoja y los fantasmas los acosan. Armando busca la compañía edificante del silencio y se esconde en su soledad buscando sosiego.
Muchos encontramos en la soledad una extraña sensación de paz, felicidad y fascinación, no obstante el desarraigo y las sin razones de la existencia, pero a Armando la soledad lo agobia como un pesado lastre que lo asfixia, pero esa carga de soledad que lleva atado a su ser, él la exorciza con el poema, para liberarse de su agobio y emerger de la sima existencial en que a veces se sumerge.
Aquí bien podemos recordar a aquel personaje mítico Rey de Corinto, que fue condenado eternamente a cargar sobre sus hombres una enorme piedra hasta la cima de una montaña, una y otra vez. El mito de Sísifo tiene connotaciones transcendentales, como aquella de que no hay nada terminado, cada que culminamos una meta o un anhelo, debemos empezar de nuevo para conquistar otra nueva meta.
Todos tenemos algo de ese personaje mítico, pues otra de las connotaciones es que estamos condenados a cargar sobre nuestros hombros con el peso de la existencia, con agobiantes soledades, culpas, frustraciones y responsabilidades que Armando recrea en su poema soledad, cuando dice:
No logro a socaliña liberar mi carga de soledad
Que esta atada al tobillo como un grillo a su sombra
Es obscura y pesada igual a un fardo hiriente
Que oprime, que sangra, que estrangula
Yo soy el pasajero de mi agobio
Que a pesar del beso y la caricia
Deambulo solo sin que nadie vea
El fosco ardor que me consume
Bajo la suela ocre de mis zapatos.
El poeta Armando Barona Mesa, ama sus fantasías como ama los seres de su entorno familiar, ama su casa campestre construida en las cercanías de la cordillera con el rumor del agua de la quebrada que la circunda, donde seguramente se inspira para escribir. Disfruta como el que más, del aroma de las flores de su jardín, de los peces que contempla y alimenta desde su ventana. Disfruta del plumaje del barranquero que merodea su casa, disfruta del rocío y de la lluvia que cae por entre las ramas de sus árboles, y del silencio de la semilla al germinar.
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COPA DE VINO Y CELEBRACIONES
Enlace a todas las fotografías de NTC ...: más adelante
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Armando Barona departe con la poeta Adela Guerrero
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Con otro grupo de amigos
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Con el médico y humanista Adolfo Vera-Delgado
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FOTOGRAFÍAS DEL EVENTO:
Una a una, click en:
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Fotografía: María Isabel Casas de NTC ... (Marzo 12, 2009)
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Presentación de libro : ‘La Ronda de Las Hespérides’ del escritor Armando Barona Mesa
El País, Cali, Marzo 24, 2009. http://www.elpais.com.co/historico/mar242009/SOC/
Presentación de libro
http://www.elpais.com.co/historico/mar242009/SOC/soc1.html Foto
El escritor Armando Barona Mesa presentó su nuevo trabajo escrito ante familiares y amigos.
La presentación del texto se cumplió en el Centro Cultural Comfandi el pasado 12 de marzo. El nuevo trabajo de Barona Mesa se titula ‘La Ronda de Las Hespérides’ y ha sido muy acogido por su público.
Este texto es el cuarto de poemas, lo precedieron Ciudad de Corazón Negro, Entre Luces y Sombras y Canciones de Invierno.
En el acto, que resultó muy animado, se sirvió una copa de vino a los invitados.
En el acto cultural. Ciro Cortés, Amparo Romero, Armando Barona Mesa y Ruby de Barona.
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Presentación de libro II
http://www.elpais.com.co/historico/mar242009/SOC/soc2.html Foto
Asistentes. Fernando Polo, Luz Dary Restrepo, Mario Gordillo y Margarita Trejos.
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Presentación de libro III
http://www.elpais.com.co/historico/mar242009/SOC/soc3.html Foto
Invitados. Lamia de Dorronsoro, Diego Dorronsoro y Marcela Barona, hija del escritor.
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Actualizó: NTC … / gra . Marzo 13, 2009. 3:26 PM . Marzo 24, 2009. 10:55 AM
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