martes, octubre 11, 2016

Me abraza la sed. Amparo Romero Vásquez *. Madrugada en la Villa Octubre 9 de 2016

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Me abraza la sed

Amparo Romero Vásquez *
Madrugada en la Villa
Octubre 9 de 2016
Recuerdo mi infancia,  los rojos cafetales por donde nos escapábamos cuando los agregados de la finca La soledad que estaba ubicada entre Quimbaya y Filandia,  hacían señales con sus  lámparas Coleman, para que huyéramos de los asesinos. Tenía cuatro años y estaba de visita  en la casa de los abuelos.
Recuerdo el toque de queda repetido en varias circunstancias en las que el país se ha visto envuelto. Recuerdo que era muy niña  cuando escuchaba detrás de las puertas a mis padres hablar  del  General Rojas Pinilla,  ellos decían que él había cercado el país. Mientras tanto yo les pasaba a los soldados que permanecían en vigilia cuidando el barrio,  el chocolate que hacía mi madre para ellos y les preguntaba por qué los rifles y las balas.
Muchos años después  la guerrilla nos interceptó subiendo a nuestra casa de campo. Recuerdo el pavor, el temblor de mis manos, el trípode  y la ametralladora  encima de la camioneta y las cananas haciendo su música macabra contra los vidrios. Era la primera toma en el país.
Recuerdo a mi hijo  pagando servicio militar en la Presidencia de la República, con un escuadrón  a su mando, de vigía en las calles de Bogotá, acordonando un carro bomba  en cada esquina. Recuerdo, a nuestros hombres amarrados a los postes, nuestras mujeres crucificadas, nuestros  niños carne de la infamia. Todo hecho un nudo desde que me conozco. Todos locos de atar.
Nuestros políticos desangrando el país. Todos uno solo para acabar con nuestra sintonía con el universo. Acaso quién se salva? Cada quien ha puesto su grano de pólvora en esta guerra,  cada quien sucumbe y  se  muere de hambre  y se asfixia  y  a los muertos y a los vivos se los comen las ave de rapiña. Todos enloquecidos por el odio, siniestros y oscuros.
Tanto qué recordar que ya no me alcanza la vida para hacerlo.
Duro el perdón, terrible la indiferencia. Qué más duele, qué más podemos decir,  si el país se aturde ante los  conceptos de quienes se dedican a sembrar el pánico en los noticieros, en la desfachatez de los  corrillos. Las argucias infames de una oposiciòn  que darìa la vida si fuera preciso para estar en el lugar de quien  al fin y al cabo  ha enfrentado para bien o para mal una guerrilla  también  ansiosa de poder.
 De esta manera se negocia en el mundo entero la Paz. Hay que ceder y hay que claudicar a unos conceptos, a unas bases, a unos principios para lograr que el paìs que amamos, que nos duele, construya un corredor de buena voluntad que nos acerque a todos. Què tristeza y vaya desafio!
 Y mientras nacen  diariamente decenas de niños, los adultos nos vamos muriendo de desasosiego, de fìsico miedo. Hoy estamos en los gloriosos, mañana en el infierno. De todas partes un bombardeo de palabras que da escalofrìo. Los niños se han acostumbrado a escuchar el discurso de los feroces,  hacen un rifle  con las ramas de un almendro y se persiguen entre ellos mismos, juegan a morirse.
En estos dìas he pensado màs que nunca en nosotros, los que cruzamos la barrera y todo lo hemos visto, claro eso creemos. Qué ilusos.  Alguien decía que teníamos que ir mirando hacìa donde íbamos a irnos en caso extremo.
Yo quiero seguir mirando el río  desde la ventana de mi estudio, quiero seguir escuchando las guacamayas a la hora del Ángelus, quiero ir y venir entre montones de carros y sentir que cada cuadra que recorro estoy más cerca de mi espacio, de mis libros, de mi silencio, mi escritura  y mi música, que me esperan los míos, que estamos a salvo uno al otro en un abrazo sin límites.  
Yo confío en la sensatez y en el coraje, confió en un día luminosamente claro para nuestro país. Yo confío en que los hombres construyen las altas torres, sus casas de adobe y de cemento, las casas a orillas  de sus sueños,  para vivir protegidos de los que hieren y  derraman  los árboles. No escaparé a mi destino, moriré con mi raíz plantada a la tierra que amo.

Amparo Romero Vásquez *

        Octubre lluvioso
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NTC ... NoTiCa: Este texto lo incluimos (eneteceamos) en: 

El sector cultural se pronuncia sobre la victoria del No. 

http://ntc-la-paz-en-colombia.blogspot.com.co/2016_10_01_archive.html

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viernes, octubre 07, 2016

POEMAS. AURA ROSA CORTÉS AMADOR. A propósito del Proceso de Paz en Colombia ...

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A propósito del Proceso de Paz en Colombia


POEMAS

AURA ROSA CORTÉS AMADOR


Del libro

DELIRIOS DE GUERRA

Hoy tengo corazón de suburbio
Mente delirante que elucubra víboras y cascabeles
Fiera enjaulada en la noche gimiéndole a la luna llena
Cerebro que se desplaza entre la incertidumbre sin refugio ni brújula
Caótica como la guerra planeada
que irrespeta la sangre del hermano.
Despiadada como las leyes que ejecutan sin sentencia
Cerebro alucinado dibujando horrores dantescos de todas las masacres
Estoy impune ante el dolor
Indefensa con el atropello
Impávida entre las multitudes.
Cargando esta cruz de plomo
que lacera huesos y entrañas.
Oculta en el umbral del precipicio

donde esperan el desamparo y las tinieblas.
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POEMA DE RECESIÓN Y HASTÍO

Estoy improductiva como el país donde nací con sus millones de desempleados
bostezo de hastío y pesadumbre
Desde mi ventana observo los informales de las avenidas
sin preocuparme por la luna o el día.
Vértigo y desesperanza...
¿Para qué corro, quién me busca?
¿Qué persigo en esta batahola de desidia?
¿A quién puede importarle mi ocio obligatorio?
Ir, volver sin cruce ni regreso
 este meridiano de impunidad y guerra
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Del libro
Poemas cósmicos y nucleares
Colección de autores vallecaucanos, Gobernación del Valle del Cauca, 1993.

POEMA NUCLEAR No. 1

Ráfagas de misiles incendian los meridianos
el fuego avasalla los horizontes
entronizando resplandores fulgurantes
Contamina la esfera el humo asfixiante de los estruendos
Despavoridos rostros corren hacia un refugio, campamento, túnel...
Otros desfallecidos caen cerca al vestigio
La imagen del poder y la gloria 
se transforma en estrepitosa ruina
Escombros de una era  estruendosa
yacen en este ceniciento círculo.
Es recuerdo el verde del follaje
el azul del espacio una nostalgia
a lo ancho y largo las cenizas, desolación y llanto.


LOS TELE-GLADIADORES

Los tele gladiadores se alistan para la guerra
Firmes en el campo de batalla
llevan en sus cuerpos de acero
carabinas  silenciadoras
y teleobjetivos definidos
Otros batallones estratégica mente programados
escrutan misiles tele dirigidos
hacia una montaña oculta
donde se encuentran hombres imperceptibles
Triunfarán seguramente esos soldados a discreción
porque obedecen a la mínima opresión
de un botón invisible. 
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16 de octubre de 2009