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La
canción del fuego
Por Amparo Romero Vásquez
Por Amparo Romero Vásquez
A
Victoria Eugenia
Prólogo para su libro "Cuando la lluvia teje"
TEXTO LEÍDO POR AMPARO ROMERO VÁSQUEZ
en la presentación del libro
en la Noche Poética * de la Fundación de Poetas Vallecaucanos
Cali, Junio 15 de 2017
NTC ... VIDEO: https://youtu.be/Ikla4hUDAOE
Toda mujer debe estar confabulada con la medida del universo, con
el relato de los astros. Debe ser el magma, el nacimiento de la greda, la única
voz capaz de nombrar a los pájaros, el
sitio a donde llega el río, su mar de peces.
Al principio la mujer creó la claridad, creó su penumbra,
el exilio de la cueva, por encima de la alta hierba, por encima de los surcos, se
abrió paso y crecieron las almendras y la luna, la tierra toda. Desde entonces
cada mujer se pertenece a sí misma, cada mujer es su costado, su árbol, su respiración,
el centro del verbo.
Pérdida y encontrada, mineral, Babel, mujer abeto, no dividirás la oscuridad ni al ángel, empieza a recordar que estalla el púrpura.
Estancia, pequeñez de lluvia, equinoccio en la fría noche del mundo.
¡Qué sean las palabras rotundas, irreductibles, precisas como una
cosecha de árboles, qué avancen entre el
silencio de la hojarasca y se conviertan como ahora en parte de tu existencia, qué
continúen siendo tu boca, y si tus labios permanecen cerrados, incluso cuando nada quede, qué sea la palabra
la arista, el viaje donde comenzó la odisea, el gran soplo!
Pido todas las palabras para tu nacimiento diario, para tu desvelo, para cuando te atrape la ventisca, para el amor que como un grano de polen te habita, para la infinitud del deseo.
De cada línea de tu libro "Cuando la lluvia teje", tengo húmedos
los labios, tu mar acaricia los grises, tu mar de amor te contempla como una
niña dormida, niña que tejes la tierra que se extiende a tus pies -respiro que
te inventa y te absuelve, te duplica para estar a salvo.
Tengo tu reloj de arena, a Tànatos inexorable sobre tu vestido
de nansú. Con el fuego de la sílaba caminas
la algarabía de los besos, se desata tu alfabeto para decir amor en el
confín más callado. Renuncias al invierno, cruzas en silencio el jardín en busca de la
palabra que dará inicio al ritual, o simplemente resucitas en la página,
abierto cada poro, sedienta de ti, murmullo de lo ávido, de todo
cuánto amas.
Sé que Escribes para
libertarte. Persiste entre los robles. Canta hasta que tus oídos se llenen de pájaros.
Ama hasta saciarte, se el milagro en la austeridad
de la noche.
¡Qué cada palabra se haga nido en
tus manos!
Amparo Romero Vàsquez